Bayern Munich venció 2-1 a Real Madrid con un agónico gol de Mario Gómez, en uno de los partidos de ida de semis de Champions. Ribéry y Özil convirtieron los otros tantos. La revancha se jugará la semana próxima en España.
El Real Madrid perdió un duelo repleto de tensión, en el cual se tambaleó por momentos, se levantó amparado en la seguridad de Pepe y la calidad de Benzema, y acabó pagando su conformismo cuando saboreaba un empate.
La pasión de la hinchada se trasladó al terreno de juego donde faltó orden y sobró emoción. Sin control, con un fútbol de ida y vuelta, el Bayern golpeó primero y castigó la personalidad madridista. El Real Madrid respondió. Y cuando pensaba en la vuelta puso su rodilla sobre la lona.
El equipo de Mourinho mostro en el inicio un excesivo respeto por su rival que se plasmaba en el esquema 4-2-3-1, y en los férreos marcajes a los jugadores desequilibrantes para con los wines Franck Ribery y Arjen Robben. Mourinho apostó por Coentrao por el temor a la fragilidad defensiva de Marcelo, y elijió un sistema de marca solidaria que obligó a multiplicarse a Pepe y Sergio Ramos, que obligó a Khedira y Xabi Alonso a estar más pendiente de destruir que de construir, y con el correr del tiempo el Real sufrió la falta de elavoración, no tuvo continuidad en su fútbol y dependió de una carrera de Di María, de la pelea contra el mundo de Cristiano o un gesto de calidad de Özil o Benzema.
El partido en el impresionante Allianz Arena comenzó con el Real Madrid con más fluidez, pero poco a poco el Bayern se desquitó del acoso, especialmente tras su gol en el minuto 17, cuendo en un corner Ramos midió mal y perdió la visión de la trayectoria del balón, el rebote en Badstuber lo aprovechó Ribery para fusilar a Casillas y hacer explotar a su hinchada.
Era la primera ocasión en la actual Champions League que el Real Madrid se veía por debajo en el marcador en un partido y acusó cierto nerviosismo, prisas por marcar y no mostró la pausa necesaria para encontrar el camino correcto. Cada ataque del Real Madrid era respondido con peligrosisimos contragolpes del Bayern.
Cuando en el segundo tiempo los planes del Bayern pasaban por replegarse y sentenciar con sus velocisimos wines en la contra, el Madrid le recetó su propia medicina: luego de una acción de Robben que acabó con disparo alto que hizo que el Bayern se adelantara varios metros, en la siguiente acción, el Real Madrid lanzó un contraataque letale, Benzema le dibujó la jugada a Di María y el pase a Cristiano que ante Neuer definio mal, el rechaze volvió a caer en Karim y esta vez Cristiano asistió a Özil que marcó con el arco vacío para igualar un gran partido a los 53 minutos.
La tensión se apoderó del duelo, con Pepe y Ramos como pilares defensivos del Real Madrid sacando todo de arriba. Se igualaban las fuerzas de un partido sin dueño que con el paso de los minutos fue regresando al terreno local. Y el Bayern, consciente de que el resultado lo perjudicaba, buscó el segundo gol y Gómez, su estrella anotadora esta temporada, lo intentó sin parar a partir de ahí.
El empate era buen resultado para Mourinho, quien decidía sacrificar a Özil por Marcelo, al que ubicaba en el medio del campo con la idea de que ayudara a Coentrao a contener Robben y tapar la subida del lateral, pero no lo iba a poder cumplir. Luego sacaba a un acelerado Di María para buscar mayor tenencia del balón con Granero, cosa que tampoco lograría.
Así llegaron los minutos finales donde emergió la figura de Mario Gómez, quien cuando el partido se acababa, remató a la red un centro de Lahm tras un fallo de Coentrao, que fue rápido al césped, y puso a los locales nuevamente en ventaja y ya de forma definitiva.
De esta manera la llave ha quedado abierta y todo se decidirá en el duelo de vuelta el 25 de abril en el Santiago Bernabéu, donde se espera ver un duelo electrizante.
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