@Andy_Hansen..
Barcelona dominó el partido, pero alargó la eliminatoria peligrosamente al fallar las situaciones con las que contó para quebrar a un Milán combativo pero inofensivo.
El partido fue un retrato de los tiempos que corren. Barcelona teniendo el control permanente del balón frente a la orgullosa decadencia del Milán, que vivió contra las cuerdas pero sobrevivió al asedio catalán. Ibrahimovic, en base a sus ocurrencias, fue el único revulsivo que puso algo de peligro en la defensa blaugrana. Otro que contó con algunas chances fue Boateng, que tuvo que salir por una lesión.
Por el otro lado Guardiola planteaba cautelosamente el partido situando a Keita en el puesto de Cesc Fàbregas, posiblemente con el objetivo de realizar la contención precisa, esta apuesta conservadora auguraba una noche más que complicada para el Barcelona en el estadio Giuseppe Meazza.
Como era de esperar, el embate inicial correspondería al Milan, mientras el Barcelona aguantaba como podía un arranque totalmente físico de los Rossoneri hasta que no pudo asentar del todo el juego, ya casi transcurridos los quince minutos de partidos. La primera oportunidad clara la tuvo Robinho al recoger el balón en el área pequeña tras un rechace de la defensa culé, y que terminaba en la tribuna del fondo sur de San Siro.
La segunda, para el Barça, poco después de ese primer cuarto de hora, con Alexis como protagonista, que terminaba perdiendo el mano a mano con Abiatti. El chileno reclamó luego un penal más que dudoso.
Partido controvertido en el primer periodo con un Milan que a pesar de su, por momentos, contemplativa defensa, no dejó de meter el miedo en la visita. Línea de presión o más bien de espera en la línea de tres cuartos, y que permitía al Barça tocar y tocar pero evidenciando los problemas de fluidez que le impedían penetrar en el área milanista. Un vaivén de juego que se prolongaría casi hasta el final de la primera parte, en un alterne de oportunidades entre ambos equipos, y donde los arqueros se convertían en los principales protagonistas.
Mismo escenario al comenzar el segundo acto, donde desde el arranque el Barça se hacía con el control, monopolizando un balón, al que del mismo modo, el Milan renunciaba, con un único objetivo. Ese dominio fue mermando ya cerca del minuto 60, cuando el Milan decidía guardarse el balón en el bolsillo, en cada una de sus recuperaciones. Bolsillo con poco uso ya que tampoco encontraban poco premio a esa posesión. El principal estandarte de esa contención con el balón en propiedad, fue Clarence Seedorf, jugador mítico donde los haya, y que no desentonó en ningún momento ante el Barcelona.
El juego italiano desconcertó en algún momento, pasando por fases, de la más extasiada calma a un atrevimiento tan inesperado que en más de una ocasión hizo peligrar el arco de Víctor Valdés. Entre ese atrevimiento, el balón largo como protagonista, en busca de un Zlatan Ibrahimovic que hizo del área su hábitat natural. La intensidad que no dejaba de crecer en el Milan, sobre todo con los cambios de Robinho y Boateng, dando entrada a El Sharaawi y una de las sensaciones de esta Champions, Emmanuelson. También buscaba Guardiola nuevas sensaciones, y daba entrada a uno de los últimos talismanes del Barcelona, Cristian Tello. Un soplo de aire fresco en la banda izquierda, y que ya gozaba de su primera oportunidad al toque de pisar el terreno de juego.
El empate sin goles ya en el último cuarto tornaba aún más intenso el encuentro, también en lo agresivo del juego, y es que tanto Barça como Milan, hicieron gala de sus mejores patadas con tal de frenar un gol que podría haber sido decisivo en la eliminatoria, tanto de un lado como de otro. En todo caso, era el Barça el que gozaba de las últimas oportunidades, mientras el Milan se dedicaba a sestear con el balón valorando de manera positiva el empate a cero. La última para los culés, y para Messi que era finalmente derribado, aplastado en el área milanista, generando un nuevo reclamo al árbitro por no cobrar penal.
El resultado deja todo abierto para la vuelta en España, la situación no es demasiado cómodo para el Barça que deberá ganar sí o sí, sin pensar en empates o en otro tipo de marcador para avanza un paso más hacia la Final de Munich.
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