domingo, 26 de febrero de 2012


@Andy_Hansen_

Toda Italia estaba pendiente del Milán-Juve. Primero contra segundo. Buffon y Pirlo ante Thiago Silva y Robinho. Sin embargo, los protagonistas fueron los integrantes de la terna arbitral: el árbitro Paolo Tagliavento y sus asistentes Elenito Di Liberatore y Roberto Romagnoli.



La primera gran intervención de la terna ocurrió en el minuto 25 cuando el Milán sacó un córner que remató Mexes, Buffon despejó, pero el rechace le llegó a Muntari quien volvió a cabecear y la pelota entró en el arco, pese a la gran estirada del arquero, pero el árbitro, mal ayudado por su asistente Roberto Romagnoli, no lo concedió. Pudo ser el 2-0.




Minutos más tarde Paolo Tagliavento no hizo nada ante la agresión de Philippe Mexes a Marco Borriello.

Para completar el pésimo desempeño de los jueces y equilibrar la balanza de las injusticias, en el minuto ’78, cuando el partido aun estaba 1-0 a favor de los milanistas, Tagliavento, con la complicidad de su asistente Elenito Di Liberatore, anuló un gol de Alessandro Matri por un offside inexistente, un gol que podría haber significado el empate del match.


El resultado final fue de un justo empate 1-1, porque si bien el Milan controló el partido, Juventus comenzó y terminó jugando mejor, nada cambió en lo más alto de la tabla de clasificación, pero el papel de la terna arbitral fue decisivo para que este fuera el desenlace.

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