@Andy_Hansen_
Toda Italia estaba pendiente del Milán-Juve. Primero contra
segundo. Buffon y Pirlo ante Thiago Silva y Robinho. Sin embargo, los
protagonistas fueron los integrantes de la terna arbitral: el árbitro Paolo
Tagliavento y sus asistentes Elenito Di Liberatore y Roberto Romagnoli.
La primera gran intervención de la terna ocurrió en el
minuto 25 cuando el Milán sacó un córner que remató Mexes, Buffon despejó, pero
el rechace le llegó a Muntari quien volvió a cabecear y la pelota entró en el
arco, pese a la gran estirada del arquero, pero el árbitro, mal ayudado por su
asistente Roberto Romagnoli, no lo concedió. Pudo ser el 2-0.
Minutos más tarde Paolo Tagliavento no hizo nada ante la
agresión de Philippe Mexes a Marco Borriello.
Para completar el pésimo desempeño de los jueces y equilibrar la balanza de las injusticias, en el
minuto ’78, cuando el partido aun estaba 1-0 a favor de los milanistas, Tagliavento, con la complicidad de su asistente Elenito Di Liberatore, anuló un gol de Alessandro Matri por un offside inexistente, un gol que podría haber significado el empate del match.
El resultado final fue de un justo empate 1-1, porque si
bien el Milan controló el partido, Juventus comenzó y terminó jugando mejor,
nada cambió en lo más alto de la tabla de clasificación, pero el papel de la
terna arbitral fue decisivo para que este fuera el desenlace.
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